El dibujo como forma y contenido
Una línea activa se desliza libremente sin final alguno.
El conductor es un punto qua va proyectándose sucesivamente.
Bases para la estructuración del arte, Paul Klee
El trabajar con la esencia del dibujo que es la línea- no como una manera de bosquejar la Idea, es decir, la forma como representación del objeto o como delimitación puramente abstracta de un espacio o superficie, sino como el elemento indispensable de la idea misma-es la Justificación que encuentro a esa vehemencia que Silvia Galindo infunde a su producción estética. Si bien la artista recurre al dibujo, la pintura y al grabado en sus distintas modalidades como procedimientos para hacer tangibles las Ideas, es el dibujo el medio que parece complacerla y en el que estructura de manera muy particular sus inquisiciones plásticas. No necesariamente el dibujo que dará inicio a un proyecto (aunque para la pintura y el grabado lo utiliza) sino éste -reitero- como objetivo único de sus propósitos estéticos. El recurso de la línea, que con firmeza y habilidad desplaza sobre un papel o lienzo en blanco, tiene como finalidad premeditada el personaje, principio elemental o sustrato de su pintura retiniana, pero no nada más en sus obras "la forma tiene por objetivo recortar sobre un plano, por medio de su delimitación, un objeto material, es decir, trazar su dibujo sobre el plano" (Kandinsky).Son el desarrollo de éste y el orden que imprime a la línea bajo un estricto apego a sus ideas, lo que va creando sus composiciones, y con un ahorro inusitado de recursos les otorga el distintivo: su personalidad. La mayoría de sus obras son composiciones sin ambages, cuya simplicidad les confiere un valor que las distingue de este convulso y aglomerado arte de hoy en día. Esa sencillez sustentada en la línea remite inevitablemente al recuerdo de las alargadísimas figuras de Giacomettl o las antiguas caricaturas de alambre de Calder, vinculadas aún a cierta dirección tradicionalista pero ya próximas a desmaterializarse. Éstas cuestionaron en su momento el volumen de la escultura como singularidad inseparable, de tal manera que la insistencia en sus propuestas permite hoy en día mirar la escultura desde perspectivas más amplias. Así también las líneas o el dibujo de Silvia Galindo, desde su trinchera, exigen su reconocimiento como un arte mayor y no como el predecesor de éste. En la aparente simpleza de estas obras se encierra su originalidad y no nada más porque la autora lo comente: "Busco en la simplicidad la expresión del cuerpo" (Martínez),2 sino porque para llegar a ese distintivo antes hubo que sumar,
tiempo, esfuerzos y largos momentos reflexivos, y ese proceso de maduración nunca es gratuito (con la excepción tal vez de algunas genialidades). El camino lo conoce de tal forma que la gran mayoría de las veces no necesita despegar el lápiz o el pincel del plano para completar con maestría una imagen y es en el reto mismo de la realización donde está gran parte de la esencia de sus obras. Una obra figurativa cuya narrativa, sintetizada como sus propias formas plásticas, describen al hombre o la mujer en sus menesteres cotidianos o bien, como reconoce González Irigoyen' en un viejo texto sobre la autora: "La difícil sencillez de los dibujos de esta artista nos instala en el paisaje citadino" y en el campo también y en el circo, agregaría. No busca revelarnos, con sus obras, dificultosos ejercicios intelectuales o conceptos estrambóticos; en lo ordinario hay suficiente pretexto temático para mirar sin complicaciones la realidad y eso es justamente lo que intenta decirnos la autora en sus trabajos. Cuando Silvia se adentra en el color, el sustento de sus composiciones sigue siendo las líneas, el contorno de sus imágenes. Aunque no se pueden desdeñar el arrobo de algunos rojos (Trapecio, Baile de mariposas o La Maja) y, obviamente los complementos de color en muchos de sus dibujos, éste, para mí, se mantiene relegado a un plano secundario. Si para Kandinsky." "el color es un medio para ejercer una influencia directa sobre el alma", en la obra de esta artista parece no ser indispensable. Es tal el peso de la monocromía del dibujo, de la candidez de la línea y de la osadía en su desplazamiento continuo, que somete la visión a sus dominios y convence al intelecto-por lo menos al mío-de su encanto. La obra de Silvia incursiona, en estos momentos, en otros derroteros, sin desligarse por supuesto del dibujo. Encamina sus ideas a enriquecerlas de movimiento como en el trabajo de la caja móvil (Noche loca), cuya pantalla frontal de cristal permite ver a través de ella una historia en movimiento, narrada con dibujos coloreados, que desfilan al ir dándole vuelta a un poste de madera, cuyos dibujos se enrollan en él como en algunos artefactos manuales precursores del cine mudo. El ingenioso trabajo de la Maja vestida/desnuda (La Maja número 1 y número 2), realizado sobre dos superficies, al deslizar la imagen posterior desaparece la ropa para completar las dos versiones de Goya en un mismo trabajo. Esta necesidad de buscar otras maneras para desarrollar sus ideas permite a la artista ubicarse en esta modernidad relativa en un plano de acuerdo con las exigencias actuales, pero no por ello se obliga a renunciar al espíritu que siempre ha distinguido su trabajo, el dibujo, como forma y contenido. Al fin, llevado éste al término en que lo ha hecho, le permite, por sí solo, insertarse sin menoscabo en el arte de hoy en día.
‘Julieta González Irigoyen, "Estética callejera", texto sobre una exposición de Silvia Galindo, 'Paréntesis', suplemento del diario La tarde, noviembre de 1986 "Vassily Kandinsky, op cit., pp.44-45.
Hacedores de imágenes. Plástica bajacaliforniana contemporánea.
Autor: Roberto Rosique


La metamorfosis de la mosca
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Es domingo al mediodía. Hace un poco de calor. De pronto escucho un aleteo, un zumbido, y volteo hacia el ventanal y miro un moscardón, una enorme mosca de la carne. Anuncio de la Primavera. Y recuerdo el poema 21 del libro 'Plegarias a la Reina Mosca' del escritor Gaspar Orozco y coterráneo de Silvia Galindo, leemos lo siguiente:
"Señora de las infinitas
Transformaciones
Tuya es
la permanencia
Este poemario surge a partir del 'Retrato de un cartujo', datada en el año 1446, realizada por el pintor flamenco Petrus Christus, quien muere en la ciudad de Brujas, en Bélgica, en el año de 1476. En la página 99 se describe la escena de la siguiente manera: “En la sala de los antiguos maestros flamencos del Museo Metropolitano de Nueva York, se encuentra el retrato de un monje cartujo, barbado, cuyos profundos ojos grises miran a la derecha. En la base del cuadro, en un falso listón de madera sobre el que el artista escribió Petrus Me Fecit, descansa con señorío una mosca, Se diría que recién se ha posado en este segundo tras vuelo de siglos, o bien, que está lista para emprender la huída en cualquier instante." Esta es palabra de Gaspar.
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Sabemos que las moscas no son las modelos preferidas en la historia de la pintura, sin embargo, su presencia, aunque ocasional, es inmutable, es incómoda.
Coincidentemente, en 'La metamorfosis de la mosca', título del libro/objeto y exposición de Silvia Galindo, originaria de Chihuahua, contiene 16 grabados de moscas mutantes, clásicas y gordas, bailarinas y ojonas, que aparecen fabulosamente sobre páginas sueltas de libros que leemos a la inversa, como la escritura del medio oriente, como 'el gato con los pies de trapo y los ojos al revés', o bien, como un código medieval, mágico y secreto, con páginas sagradas para ser leídas frente a un espejo, lo cual hice, inmediatamente, al llegar a casa después de la primera exposición en Diciembre del año pasado, y donde encontré textos sobre los inventos de los señores Morse y Graham Bell; también datos históricos acerca de Panamá y Colombia y ,con gran sorpresa, algunas páginas sueltas de la novela 'Alicia en el país de las maravillas' del escritor inglés decimonónico Lewis Carroll.
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Las moscas son omnipresentes. Las moscas son más rápidas que nuestros movimientos manuales porque saben de nuestras intenciones. Son previsoras de cualquier acto humano. Muchas de las veces las moscan ríen del matamoscas, del periodicazo y del "flit".
Una mosca es todas las moscas. Una mosca es el vivo recordatorio de nuestra mortalidad. Aquí la duda no existe: las moscas nos van a sobrevivir.
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Silvia afirma, desde su acostumbrado silencio, que “la mosca es una especie prácticamente inmortal y, si como dicen que hay vida en otras galaxias, ahí de seguro están las moscas"
el róber castillo
playas de Tijuana
marzo del 2019
El recuento de los días
De Silvia Galindo
Aquí ya no nos despiertan los gallos, sino balas, reza el cintillo que acordona la imagen del gallo cuyo soporte está baleado.
Silvia Galindo Betancourt de un tiempo a la fecha, a través de su obra, se ocupa de destacar la violencia de que somos sujeto, en la que está sumergido el país y que se asume ya como “normal” y un hecho cotidiano, lejos de indignarnos y motivar en nosotros el interés en denunciarlo y dar seguimiento a que se combata de raíz y que se erradique, motivado por el desgaste que el sobrevivir ante la incertidumbre económica prevaleciente conlleva y de las matanzas que se acompañan por la violación a los derechos humanos características, que encabeza México en las listas internacionales por parte de los militares y encargados de erradicar el narcotráfico ante la ciudadanía general.
Algunas de sus piezas son estandartes de colectivos humanos, dispuestos en sucesión progresiva de siluetas humanas, las que pudieran considerarse embalsamadas, los sin rostro, sin identidad específica sólo seres intitulada ¿Cuántos?; que se complementa con “Desaparecidos” obra compuesta por 16 piezas, cada uno de los cuales es uno de los fragmentos de este ser embalsamado, o amortajado y sin voz; muerto. Esta obra en su tratamiento y en su tema evoca los dibujos de Mónica Dower, realizados en carbón sobre papel amate de la serie “La espera” de 2002.
El díptico compuesto por la mixta sobre tela del gallo baleado y del que parte de su está mimetizado con el fondo; y del cajón de madera que alberga los casquillos de bala y un gallo que se encuentra en ellos. “El que le cantó a San Pedro” casquillos que pueden de igual manera disponerse en el suelo de 2.5 x 2.5 mts. Para que los visitantes perciban la sensación de caminar y desplazarse entre estos signos y referentes inmediatos de la violencia.
Sus estándares emulan las incontables cruces, símbolo y presencia de cada una de las muertas bien sea de Juárez, bien sea de ciudadanos tijuanenses resultado del “combate al narcotráfico y a la preservación del orden social y una cruz- que no será exhibida en esta ocasión- y que por ambos lados está cubierta de casquillos.
En “Heridas” dos siluetas en las que resalta la columna vertebral, como eje y como motor, están presentes marcas de sangre. Sobre lona en acrílico, en mediano formato plasma estampas de violencia y de muerte en trazos que dan presencia a sujetos masacrados o heridos; y es con un diccionario de 27 páginas, cuyo contenido se plasma a partir de la narración de un hecho violento informado en un periódico ofrece Diccionario de la Violencia”.
Silvia con esta obra destaca el compromiso social del arte y de ser un foro de reflexión de lo que es la realidad que nos circunda, en diversos soportes y lejos de buscar el preciosismo y cuidar la factura, la orienta a impactar y perturbar a todo aquel que a ella se enfrente, pero de calidad implícita en técnica, temática y formalmente. Obra incómoda, molesta, que puede generar desolación y malestar por su contenido implícito.
Con esta instalación se aplica la definición de instalación que hace Brandon Taylor relativa a que “Es una técnica para producir crítica, una crítica constante y permanente.”
Dra. Laura de la Mora Martí
Programa de investigación en Artes UV. Febrero del 2010.

La línea en la obra de Silvia Galindo
Exploración visual y proceso creativo
La producción artística de Silvia se caracteriza por una línea única que, aunque inicia débil, pronto se ondula y se transforma en un trazo grave, fuerte y vertiginoso. Esta línea es el hilo conductor con el que la artista narra historias que abarcan histerias, hastíos, ironías y engaños; también representa muertes provocadas y perros callejeros que se multiplican al compás de la mano que guía el lápiz.
Imágenes y simbolismos
La línea de Silvia da vida a barcos que naufragan en botellas, papirolas que evocan palomas en la plaza y collages que figuran mujeres en la pasarela. Su trabajo conjuga elementos visuales en un juego puro de trazos sencillos, capaces de configurar historias complejas y personajes como payasos mundanos.
Estilo y referencias artísticas
La aparente facilidad de su obra reside en líneas libres y expresivas, llenas de ritmo y movimiento, que transitan entre lo figurativo y lo abstracto. El uso del papel y la tinta remite a la pintura oriental, especialmente a los grandes maestros, y en su producción más reciente se perciben ecos del abstraccionismo de Wu Guanzhong.
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Antonio Escalante , septiembre del 2013
Estética Callejera
Silvia Galindo, dibujante, artista de líneas
que en la tinta dan movimiento y trazo de vida.
Generosa colaboradora de Paréntesis,
dominadora de lo que alguien describiera como
'estética callejera', al referirse a la maestría
con la que se describen en tres o cuatro líneas,
las escenas cotidianas, donde el hombre,
la mujer, los niños, se aproximan hasta nosotros
en coloquio cálido, natural.
La difícil sencillez de los dibujos de esta artista,
nos instalan en el paisaje citadino y encarnan
en la memoria y en el sentimiento, los gestos,
los anhelos, el todo del ente urbano
sin sensacionalismos, sin perversiones.
Las huellas que va dejando con sus líneas,
el movimiento de vida armonioso y gestual
de sus personajes, nos llevan, de todos modos,
aún a los más incrédulos, a poner la mira
más allá del suelo; hacia la línea que marca el horizonte
del hombre que ríe y llora, del que ama y se empobrece,
pero que tiene, como dijera otro poeta,
'estrellas en la frente’
Julieta González Irigoyen.
Tijuana, B. C. Mex. 28 de noviembre de 1986.